Zaid... ese era su nombre, me miraba recargado en el marco de mi puerta, mordiendose el labio inferior, aguardando a que mis ojos lo vieran; me veia asi... tan distante y al mismo tiempo tan cercano, lo miré y nos quedamos callados. Mi corazon latia con tanta fuerza que me era casi imposible escuchar otra cosa que no fuera mi pulso acelerado, se acercó, me miró con una extraña dulzura que carcomio la piel de mi espalda y brotaron de ella dos alas, oscuras, pero inexplicablemente bellas... acaricio mi rostro como si me conociera, dijo algo en una lengua extraña, me miro a los ojos y de pronto... se esfumó
24 de septiembre, 2019
Hace 4 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario